¿Qué pasa cuando todo está bien diseñado, pero nada funciona? ¿De verdad estamos generando valor o solo cumpliendo rituales? ¿Quién decide qué es un producto y por qué? Todos imaginamos trabajar en hacer el producto de nuestros sueños. Diseñarlo, implementarlo, evolucionarlo y recoger mieles del éxito. Pero entonces viene la realidad a pasarnos por encima en forma de stakeholders, politics y otras sorpresas. De eso nos habla Sergio de la Casa, CEO & Strategy Director en Tacktell, en su charla en La Product Conf Madrid 2025.
Principales aprendizajes:
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Hacer buen producto no basta si ignoras el contexto interno. Un producto puede estar perfectamente diseñado, validado y alineado con las necesidades del usuario, pero fracasar si no se entienden las dinámicas internas de la organización. Incentivos, miedos, estructuras de poder o tecnología heredada son variables invisibles que impactan directamente en el éxito de cualquier iniciativa. Hacer producto también es navegar estas capas, establecer nuevos contratos y saber qué hay en juego más allá del entregable.
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El valor no se entrega, se otorga. Decimos que queremos generar valor, pero muchas veces olvidamos que ese valor no depende de nosotros, sino de cómo es percibido por quien lo recibe. El valor no es un output que podemos garantizar, sino una interpretación subjetiva, contextual y a menudo inesperada. Diseñar pensando en esto nos obliga a ser más humildes, escuchar más y no asumir que todo lo que hacemos será útil, deseado o comprendido.
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No estamos aquí para repetir rituales, sino para tomar decisiones. Wireframes, test con usuarios, métricas… todo eso puede ser útil, pero solo si responde a un propósito concreto. Cuando los procesos se convierten en dogma, olvidamos que lo importante no es cumplir el checklist, sino ayudar a una organización real a avanzar desde su realidad actual. Hacer producto no consiste en aplicar recetarios, sino en decidir con honestidad qué es posible hacer hoy, aquí, con lo que tenemos.
